Un niño clava la esperanza en la cintura
La tarde cae sobre un manto de hambre
Algunos gritan la sombra del árbol
Otros abren sus piernas de sal.
Los muslos fríos lloran la espuma
Los cubos de hojalata están llenos de cal
Ya huesos son los brazos agónicos de arcilla
La muerte cruza silbando la plaza.
No hay esperanza para el hambre
Donde un niño lágrima se quema
La barriada es un río de sangre
Donde un niño lágrima se quema.
Manuel Menassa de Lucia.
jueves, 3 de junio de 2010
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Hola Manuel, tu poema es profundo y triste a la vez un canto desesperado, que el poeta grita en sus versos al aire para que el mundo los oiga y haga algo.... Son tus versos de poeta sensible de alma y corazón.
ResponderEliminarUn abrazo de MA para ti desde Granada.
Gracias Ma. Tus palabras son aliento para el próximo poema.
ResponderEliminarUn abrazo.