Nos encontramos como luces perdidas
en el bosque amargo del desasosiego.
Nunca tuvo tu boca tantos dientes
Ni mi piel tantas pieles.
Fue el viento dos brazos atando tu cintura
y la flor prohibida del jardín, tu misma.
No esperamos tendidos en la parda tierra,
custodiados por la luna, a que nadie viniera.
Sin embargo
estaba la luna
y estabas tú.
Manuel Menassa de Lucia.
Hola amigo Manuel ,hermoso poema .
ResponderEliminarSin embargo estaba, la luna estabas tú, y estaba el amor .
Gracias por entrar a comentar en mi blog, tu blog amigo siempre bienvenido a tu casanet .
Un abrazo de amistad bloguera de MA .
Hola MA, muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Magnífico poema Manuel, me lo guardo en los pliegues de mi alma, allá donde guardo los sentimientos, las cositas sencillas y humildes que me invitan a respirar.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Dios! es hermoso este poema...acabo de entrar a este blog y es maravilloso...un gusto tremendo leerte...Abrazos desde Panamá. Ana
ResponderEliminarHola Juan Antonio, he estado ocupado y no he podido dedicar mucho tiempo a cuidar esta casa en las alturas.
ResponderEliminarSiempre tus palabras me animan a seguir escribiendo.
Un fuerte saludo, otra vez, te vuelvo a felicitar por tu blog y tus poemas.
Hola Ana, me alegra que hayas disfrutado con la lectura, muchas gracias por la visita.
ResponderEliminarAbrazos desde poesía en madrid...